Hasta que mis recuerdos perduren

Camino hacia la rotonda de la vida, tropiezos en las intersecciones de la muerte, vivencias que nunca olvidare que han sido construidas en un pueblo de paradas vacías. Sentirse entre la divergencia de lo humano-cibernético del bajo-nivel a la proximidad de nuestro destino. Unos leen y otros observan el paraje, mientras animales disfrutan su dimensión limitada por cordilleras imponentes de tal blanco manto.

Las visiones mortales se limitan a solo un puñado de décadas que entrelazan como parras al crecer. El humo nubla su vida y ahoga los anhelos de dar fruto y trascender.

Los Eucaliptus se levantan como soldados al cielo y la ilustre urbanidad bordea la edad exacta de utilidad. Amistades pasan frente la ventana y rio no sé razón porque.

Se abre el corazón junto a los sonidos de mi voz que penden de cadenas y balancean desde el pasado, presente y futuro de donde surgirán más vivencias y canciones para entonar con aquellos que supieron sortear las dificultades del camino gris, áspero y con olor a recuerdos que nunca partirán, hasta el día en el cual deje de pensar, racionalizar, además de exponer mis sentimientos y decida volar en un sueño de eternidad.

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